sábado, 26 de enero de 2008

Normalidad

Estoy enloqueciendo. Ayer encontré una taza flotando justo en medio de la habitación como todas las mañanas. La tomé y la dejé encima de la mesa. Y la taza se quedo ahí. La taza se quedó justo ahí. No se movía ni un ápice. Al principio no lo noté pues aún estaba saliendo de las brumas de mi sueño (un sueño hermosísimo por cierto, en el que soñaba con una taza flotando justo en medio de la habitación; mi taza no estaba sola: la acompañaba la tuya). Cuando conseguí darme cuenta, mi corazón ya estaba sufriendo taquicardia.
La ví encima de la mesa… la empuje tímidamente con un dedo y nada. La taza seguía justo encima del mantel. La taza es verde brillante y tiene grabada en ella la palabra “café”. Es para lo que menos la uso. Me gusta servirme ahí mi leche con chocolate y vaciar cereal a veces… otras parto galletas en pedacitos y las dejo remojándose durante algunos segundos hasta rescatarlas con mi cuchara como peces en red. Por supuesto no pudé pensar en todo esto mientras la taza seguía encima de la mesa. Me acerque al teléfono que está en la cocina y llamé a emergencias.
-Mi taza está encima de la mesa- dije a la voz femenina que hablaba (o más bien sólo escuchaba) detrás de la línea.
Silencio.
Repetí: -Mi taza está encima de la mesa. (Aquí sólo escuche un leve carraspeo que me helo la sangre).
-Me gustaría ayudarla (eso dicen siempre todos…) pero… por ahora todos los policías, bomberos e incluso paramédicos están ocupados tratando de resolver un gran problema.
-¿Qué problema?
- Tratan de subir a los árboles a todos los gatos que desde ayer en la noche están en el piso y no pueden subir.
Cuando mire a la mesa, mi taza no estaba ahí. Estaba flotando junto a la ventana, dejándose lamer por un gato.

1 comentario:

Raymundo Ibañez dijo...

Éste me pareció fantástico. Encuéntrese en el término los múltiples significados.